Breve reseña de los acontecimientos

La Cons­ti­tu­ción Nacio­nal Para­gua­ya vigen­te fue pro­mul­ga­da en el año 1992. Entre sus prin­ci­pa­les carac­te­rís­ti­cas se encuen­tra la prohi­bi­ción expre­sa de la reelec­ción pre­si­den­cial, la cual, en la for­ma actual de su tex­to, que­da taxa­ti­va­men­te exclui­da como posi­bi­li­dad. En su momen­to, esta deter­mi­na­ción fue toma­da por los con­ven­cio­na­les cons­ti­tu­yen­tes en res­pues­ta a la nefas­ta prác­ti­ca de las reelec­cio­nes inde­fi­ni­das, que fue­ron una de las per­ver­sio­nes polí­ti­cas más dañi­nas que tuvo la dic­ta­du­ra de Alfre­do Stroess­ner (1954–1989). Este, ampa­ra­do en la Cons­ti­tu­ción de 1967, había inten­ta­do siem­pre dar­le una apa­rien­cia legal y demo­crá­ti­ca a su régi­men de fac­to, a tra­vés de elec­cio­nes de facha­da pero avie­sa­men­te mani­pu­la­das y sin reales posi­bi­li­da­des de com­pe­ten­cia igua­li­ta­ria a los sec­to­res “opo­si­to­res” que tenían repre­sen­ta­ción par­la­men­ta­ria. En la prác­ti­ca, los inte­gran­tes de esta “opo­si­ción” eran con­cien­cias alqui­la­das y al ser­vi­cio obse­cuen­te del tirano, mien­tras la ver­da­de­ra per­ma­ne­cía per­se­gui­da y cap­tu­ra­da en los cala­bo­zos, o some­ti­da a fre­cuen­tes e inhu­ma­nas prác­ti­cas de abu­sos y tor­tu­ra. Esto hizo que los con­ven­cio­na­les cons­ti­tu­yen­tes de 1992, cons­cien­tes de las aspi­ra­cio­nes del pue­blo para­gua­yo de vivir en el pleno ejer­ci­cio cívi­co de la liber­tad, eli­mi­na­ran de mane­ra ine­quí­vo­ca la reelec­ción en el tex­to cons­ti­tu­cio­nal, para supri­mir defi­ni­ti­va­men­te cual­quier posi­bi­li­dad de repe­tir, con nue­vos acto­res, las nefas­tas expe­rien­cias del pasa­do. Con el adve­ni­mien­to de la demo­cra­cia, varios de los nue­vos man­da­ta­rios civi­les vol­vie­ron a plan­tear el tema de la reelec­ción pre­si­den­cial y la per­si­guie­ron con dife­ren­te inten­si­dad y disí­mil es estra­te­gias polí­ti­cas, a veces con un acen­to cla­ra­men­te dema­gó­gi­co, pero siem­pre debie­ron retro­ce­der ante la infran­quea­ble cláu­su­la nor­ma­ti­va de que la reelec­ción no está per­mi­ti­da “en nin­gún caso”.

Tras suce­si­vos gobier­nos, en el 2013 el empre­sa­rio y diri­gen­te depor­ti­vo Hora­cio Manuel Car­tes Jara ganó las elec­cio­nes gene­ra­les para­gua­yas por el Par­ti­do Colo­ra­do. Entre las pro­me­sas polí­ti­cas del nue­vo pre­si­den­te figu­ra­ba su com­pro­mi­so de no bus­car la reelec­ción por­que, según dijo en la oca­sión, cons­ti­tuía un tema que había des­gas­ta­do y cris­pa­do dema­sia­das veces la aten­ción de la opi­nión públi­ca nacio­nal, y era nece­sa­rio abo­car­se al tra­ba­jo y a resol­ver los pro­ble­mas del país. Car­tes había rati­fi­ca­do la mis­ma posi­ción a la pren­sa inter­na­cio­nal y toda­vía en octu­bre del año pasa­do decía haber renun­cia­do a cam­biar el tex­to cons­ti­tu­cio­nal. Sin embar­go, los adhe­ren­tes de su sec­tor interno en el Par­ti­do Colo­ra­do comen­za­ban a hablar cada vez con mayor insis­ten­cia de la reelec­ción. En reali­dad, era una idea que se venía men­cio­nan­do con rela­ti­va tibie­za des­de ini­cios del 2016, e inclu­so antes. Para ello, pro­po­nían una modi­fi­ca­ción de los artícu­los de la Cons­ti­tu­ción que blo­quea­ban toda opción de reelec­ción. Des­de lue­go, la Cons­ti­tu­ción pre­vé meca­nis­mos para la modi­fi­ca­ción de sus artícu­los, como el pro­ce­so de la enmien­da cons­ti­tu­cio­nal o la rea­li­za­ción de una Asam­blea Nacio­nal Cons­ti­tu­yen­te. Los adhe­ren­tes del pre­si­den­te pre­ten­dían tomar el ata­jo a tra­vés del pro­ce­di­mien­to de la enmien­da, pues una cons­ti­tu­yen­te les deman­da­ría más tiem­po de orga­ni­za­ción y con­vo­ca­to­ria, y los deja­ría fue­ra del cro­no­gra­ma elec­to­ral para com­pe­tir en las nue­vas elec­cio­nes del 2018. Ade­más, los artícu­los invo­lu­cra­dos sólo pue­den modi­fi­car­se por una cons­ti­tu­yen­te. Este fue el ori­gen de las pri­me­ras ten­sio­nes, y lle­vó a que un gru­po de legis­la­do­res per­te­ne­cien­tes al Par­ti­do Libe­ral Radi­cal Autén­ti­co (PLRA), el Par­ti­do Demo­crá­ti­co Pro­gre­sis­ta (PDP), el par­ti­do Avan­za País y un sec­tor disi­den­te del Par­ti­do Colo­ra­do de Car­tes, más una par­te impor­tan­te de la ciu­da­da­nía, obje­ta­ran esta pre­ten­sión, a la que tam­bién se adhi­rió el ex pre­si­den­te Fer­nan­do Lugo y su gru­po par­la­men­ta­rio de la con­cer­ta­ción Fren­te Gua­sú (FG)o “Fren­te Grande”.

Las ten­sio­nes y radi­ca­li­za­ción entre el gru­po de sena­do­res que ha insis­ti­do sis­te­má­ti­ca­men­te en la enmien­da (es decir, el sec­tor “car­tis­ta” del Par­ti­do Colo­ra­do, un gru­po del Par­ti­do Libe­ral Radi­cal Autén­ti­co, el par­ti­do Una­ce, y el Fren­te Gua­sú) y el del sec­tor que se les opo­ne, fue­ron en aumen­to, y con ello, las reper­cu­sio­nes sobre el res­to de la socie­dad que se tor­na­ron cada vez más obvias. Los reelec­cio­nis­tas ago­ta­ron todas las ins­tan­cias de dis­cu­sión que invo­lu­cra­ban cual­quier racio­na­li­dad jurí­di­ca y polí­ti­ca sobre la posi­bi­li­dad de la reelec­ción en la for­ma actual que pre­sen­ta el tex­to cons­ti­tu­cio­nal, en un pri­mer momen­to, y de la enmien­da, des­pués. Tro­pe­za­ron con la inter­pre­ta­ción con­tra­ria de los cons­ti­tu­cio­na­lis­tas y quie­nes par­ti­ci­pa­ron de la redac­ción del tex­to cons­ti­tu­cio­nal en 1992, aun­que siem­pre hubo algu­nos ciu­da­da­nos de orien­ta­cio­nes afi­nes dis­pues­tos a dar­les la razón. Al ver cerra­das estas posi­bi­li­da­des jurí­di­cas, recu­rrie­ron a pro­ce­di­mien­tos como la des­ca­li­fi­ca­ción abier­ta de sus opo­nen­tes y a inten­tar invo­lu­crar­los en pre­sun­tos hechos delic­ti­vos, como una supues­ta cons­pi­ra­ción de la opo­si­ción en un plan de ase­si­na­to del Pre­si­den­te Car­tes, basa­dos en supues­tos men­sa­jes de gru­pos de WhatsApp que lue­go pro­ba­ron ser mani­pu­la­dos o implan­ta­dos, así como una pre­sun­ta cam­pa­ña pro-enmien­da, que bus­ca­ba dar lugar a un refe­rén­dum median­te la reco­lec­ción de fir­mas, pero que resul­tó en un bochor­no­so frau­de de fir­mas fal­si­fi­ca­das, en don­de inclu­so cien­tos de ellas per­te­ne­cían a per­so­nas falle­ci­das, meno­res de edad o per­so­nas que se halla­ban en el extran­je­ro. Estos hechos, que ocu­rrie­ron entre diciem­bre del 2016 y febre­ro del 2017, no hicie­ron más que gene­rar un enor­me has­tío y frus­tra­ción en la pobla­ción, y la sen­sa­ción de una per­ma­nen­te ines­ta­bi­li­dad social, que no favo­re­cía un cli­ma para dedi­car­se con liber­tad a las acti­vi­da­des coti­dia­nas, por el gra­do de incer­ti­dum­bre y cris­pa­ción provocados.

El mar­tes 28 de mar­zo pasa­do, el gru­po de legis­la­do­res afi­nes a la inten­ción de la enmien­da, des­co­no­cien­do al Pre­si­den­te de la Cáma­ra de Sena­do­res, con­tra­rio al pro­yec­to, cons­ti­tu­yó una mayo­ría espu­ria y apro­bó el cam­bio del regla­men­to de la Cáma­ra res­pec­ti­va, que posee ran­go cons­ti­tu­cio­nal, modi­fi­can­do varios artícu­los. Entre ellos, se alte­ró el núme­ro míni­mo de votos nece­sa­rio para lograr la apro­ba­ción de reso­lu­cio­nes. Este hecho de por sí, incre­men­tó la frus­tra­ción exis­ten­te en la pobla­ción, al pun­to que algu­nas ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­ti­vas que se hallan cer­ca­nas a la sede del Con­gre­so Nacio­nal debie­ron sus­pen­der sus acti­vi­da­des aca­dé­mi­cas, en temor a situa­cio­nes inma­ne­ja­bles. Pero el pun­to de ten­sión lle­gó al máxi­mo cuan­do en la tar­de del vier­nes 31 de mar­zo, el mis­mo gru­po de sena­do­res ofi­cia­lis­tas atra­có de nue­vo la sede del Con­gre­so Nacio­nal y, por un pro­ce­di­mien­to irre­gu­lar y seme­jan­te al del mar­tes ante­rior, y ade­más gua­re­ci­dos en una sala del edi­fi­cio y no en la sala ofi­cial de sesio­nes, modi­fi­ca­ron los artícu­los de la Cons­ti­tu­ción que prohí­ben la reelec­ción. El gol­pe esta­ba con­su­ma­do. La situa­ción, trans­mi­ti­da en vivo por los cana­les de tele­vi­sión, moti­vó la con­cen­tra­ción de un gran núme­ro de per­so­nas fren­te a la sede del Con­gre­so, que fue repri­mi­da con vio­len­cia des­me­di­da por par­te de la divi­sión anti­mo­ti­nes de la Poli­cía Nacio­nal, quie­nes dis­pa­ra­ron direc­ta­men­te al ros­tro de algu­nos mani­fes­tan­tes, hirien­do gra­ve­men­te al dipu­tado libe­ral Edgar Acos­ta, a otros par­la­men­ta­rios, diri­gen­tes de par­ti­dos polí­ti­cos y civi­les en gene­ral, que fue­ron alcan­za­dos por bali­nes de goma que les pro­vo­ca­ron diver­sas heri­das. En todos los años de la tran­si­ción demo­crá­ti­ca, no se había vis­to a la poli­cía para­gua­ya actuar de esta mane­ra tan alevosa.

La reac­ción des­pro­por­cio­na­da de las “fuer­zas del orden” no hizo retro­ce­der a los mani­fes­tan­tes cuyo núme­ro iba en cons­tan­te aumen­to. Algu­nas horas des­pués, y al caer la noche, una tur­ba furio­sa y des­con­tro­la­da ata­có la sede del Con­gre­so, no sólo des­tru­yen­do las ins­ta­la­cio­nes edi­li­cias, mue­bles y docu­men­ta­ción de la ins­ti­tu­ción, sino ade­más pren­dién­do­le fue­go deli­be­ra­da­men­te, lo cual cau­só la des­truc­ción del cua­ren­ta por cien­to del edi­fi­cio. En ese momen­to, los sena­do­res con­tra­rios a la enmien­da per­ma­ne­cían en el inte­rior del edi­fi­cio, lo cual puso en serio ries­go sus vidas. Muchos hechos lla­ma­ti­vos coin­ci­die­ron con estos acon­te­ci­mien­tos, como la lla­ma­ti­va des­apa­ri­ción del grue­so con­tin­gen­te poli­cial minu­tos antes de ini­ciar­se el ata­que, dejan­do la vía libre a los incen­dia­rios, lo cual hace pen­sar en la posi­bi­li­dad de una com­pli­ci­dad de las “fuer­zas del orden” en los suce­sos. Otros edi­fi­cios como el de la Coman­dan­cia de la Poli­cía Nacio­nal, la Direc­ción de Tri­bu­ta­ción del Minis­te­rio de Hacien­da, el Pan­teón Nacio­nal de los Héroes (monu­men­to nacio­nal) y varios loca­les comer­cia­les, pla­zas y auto­mó­vi­les de los alre­de­do­res fue­ron saquea­dos, incen­dia­dos y des­trui­dos. A fina­les de la noche del vier­nes 31 de mar­zo y en las pri­me­ras horas del sába­do 1 de abril, la Poli­cía reali­zó una inten­sa e indis­cri­mi­na­da reda­da en el micro cen­tro de Asun­ción, pro­ce­dien­do a la deten­ción de todas las per­so­nas que se encon­tra­ban en la calle, la mayo­ría de ellas sin haber teni­do par­ti­ci­pa­ción en las mani­fes­ta­cio­nes ni en los actos van­dá­li­cos, repri­mien­do con extre­ma bru­ta­li­dad y vio­len­cia, y des­co­no­cien­do los pro­ce­di­mien­tos a que obli­gan las garan­tías cons­ti­tu­cio­na­les de los ciu­da­da­nos. 211 per­so­nas fue­ron con­du­ci­das a la Agru­pa­ción Espe­cia­li­za­da de la Poli­cía, un lugar de reclu­sión, y allí per­ma­ne­cie­ron sin reci­bir ase­so­ra­mien­to legal ni aten­ción médi­ca duran­te la jor­na­da del sába­do 1, y sin comu­ni­cár­se­les el moti­vo de su deten­ción, como la ley exige.

El momen­to más luc­tuo­so de la jor­na­da se pro­du­jo pasa­da la media­no­che del sába­do 1, cuan­do la Poli­cía Nacio­nal, sin moti­vos jus­ti­fi­ca­dos y care­cien­do de una orden judi­cial, ingre­só vio­len­ta­men­te en la sede del Par­ti­do Libe­ral Radi­cal Autén­ti­co (PLRA), come­tien­do dis­pa­ros en su inte­rior, e hirien­do de muer­te al joven diri­gen­te juve­nil Rodri­go Quin­ta­na, de 25 años, quien fue ase­si­na­do a san­gre fría de un dis­pa­ro de esco­pe­ta, per­fo­rán­do­le ambos pul­mo­nes y el híga­do. El ope­ra­ti­vo podría haber cau­sa­do más muer­tes, y los res­pon­sa­bles fue­ron des­cu­bier­tos sólo por las fil­ma­cio­nes de un cir­cui­to cerra­do de tele­vi­sión ins­ta­la­do en el edi­fi­cio. La acción de la Poli­cía, más que el de una fuer­za públi­ca, se pare­ce al de un escua­drón de la muer­te, que ingre­só al local del par­ti­do con la inten­ción expre­sa de ase­si­nar a los ocu­pan­tes, y con segu­ri­dad habien­do reci­bi­do ins­truc­cio­nes pre­ci­sas de sus supe­rio­res, a quie­nes has­ta el momen­to se encu­bre. En la noche del domin­go, y tras las crí­ti­cas cons­tan­tes de la pobla­ción, el pedi­do expre­so de paz del Papa Fran­cis­co y un comu­ni­ca­do ofi­cial del gobierno de los Esta­dos Uni­dos, el Pre­si­den­te Hora­cio Car­tes lla­mó a los pre­si­den­tes de los par­ti­dos polí­ti­cos, a los de ambas cáma­ras del Con­gre­so, de la Cor­te Supre­ma de Jus­ti­cia y a la Igle­sia Cató­li­ca a un diá­lo­go, que sin embar­go gene­ra muchas dudas ya que el sec­tor ofi­cia­lis­ta del Par­ti­do Colo­ra­do no ha mode­ra­do en nada su len­gua­je agre­si­vo, y decla­ra que se man­tie­ne fir­me en su pro­yec­to de reelec­ción, sin que los san­grien­tos acon­te­ci­mien­tos del fin de sema­na y las muer­tes de per­so­nas des­ar­ma­das parez­can impor­tar­les. Es más, los prin­ci­pa­les diri­gen­tes de la opo­si­ción son acu­sa­dos de ser los ins­ti­ga­do­res y res­pon­sa­bles de los actos van­dá­li­cos con­tra el edi­fi­cio del Con­gre­so. De mane­ra que, un diá­lo­go en estas con­di­cio­nes pare­ce, por decir lo menos, suma­men­te difí­cil e inviable.

En este momen­to, la situa­ción es de un ten­so com­pás de espe­ra, y aun­que los hechos vio­len­tos no se hayan repe­ti­do, la intran­si­gen­cia que mues­tra el sec­tor guber­na­men­tal y sus alia­dos en ambas cáma­ras del Con­gre­so, más su nega­ti­va a desis­tir del pro­yec­to de la enmien­da, podrían dar lugar a nue­vos hechos de vio­len­cia. La pobla­ción, en par­ti­cu­lar los jóve­nes, ha opta­do por la pro­tes­ta acti­va y per­ma­nen­te, y las mani­fes­ta­cio­nes se han exten­di­do a todas las ciu­da­des del país.

Ante tal curso de acontecimientos: 

Los psi­có­lo­gos para­gua­yos, en su doble rol de ciu­da­da­nos y pro­fe­sio­na­les del com­por­ta­mien­to humano, obser­va­mos con extre­ma preo­cu­pa­ción el incier­to pano­ra­ma actual, y cómo las ambi­cio­nes per­so­na­lis­tas de indi­vi­duos y gru­pos polí­ti­cos, y el abier­to opor­tu­nis­mo de otros, con­du­cen a la pobla­ción nacio­nal hacia situa­cio­nes de gran estrés colec­ti­vo, que minan las con­di­cio­nes idea­les para pro­mo­ver una ade­cua­da salud men­tal en el teji­do social. Ade­más, lle­van al país a colo­car­se fren­te a los fan­tas­mas de épo­cas que creía­mos supe­ra­das, don­de la volun­tad del sobe­rano y su séqui­to de obse­cuen­tes se impo­nían a la racio­na­li­dad legal y polí­ti­ca y don­de los ciu­da­da­nos, en su con­jun­to, eran degra­da­dos al infa­me rol de vasallos.

Exhor­ta­mos a la comu­ni­dad nacio­nal e inter­na­cio­nal a mani­fes­tar­se a favor de meca­nis­mos paci­fi­ca­ción y de diá­lo­go en con­di­cio­nes de igual­dad, fra­ter­ni­dad y ante­po­nien­do los intere­ses de la nación antes que los par­ti­cu­la­res sec­to­ria­lis­tas y per­so­na­lis­tas. Exi­gi­mos la pron­ta cla­ri­fi­ca­ción y con­se­cuen­te asun­ción de res­pon­sa­bi­li­da­des en los hechos vio­len­tos, en el quie­bre de la ins­ti­tu­cio­na­li­dad, la garan­tía de cum­pli­mien­to de dere­chos y; sobre todo en la muer­te de un ciu­da­dano para­gua­yo que tenía, como todos noso­tros, la espe­ran­za pues­ta en un Para­guay mejor, con gober­nan­tes sen­sa­tos, hones­tos, que tra­ba­jen para y con el pue­blo y no que­bran­tan­do la ins­ti­tu­cio­na­li­dad, la segu­ri­dad, los dere­chos huma­nos bási­cos de los que pobla­mos esta par­te del mundo.