Con­fe­ren­cia de Juan Lafar­ga Coro­na en el Sex­to Con­gre­so al Encuen­tro de la Psi­co­lo­gía Mexi­ca­na — Segun­do Con­gre­so Lati­no­ame­ri­cano de Alter­na­ti­vas en Psi­co­lo­gía que se lle­vó a cabo del 20 al 23 de noviem­bre del 2002, Hotel Crown Pla­za Pue­bla, México.

INTRODUCCIÓN:

Méxi­co, a mi mane­ra de ver, está atra­ve­san­do por uno de los momen­tos más impor­tan­tes de su his­to­ria. Méxi­co se esta rede­fi­nien­do como país: En lo polí­ti­co, está tran­si­tan­do de una dic­ta­du­ra de 70 años al plu­ri­par­ti­dis­mo elec­to­ral y a la par­ti­ci­pa­ción demo­crá­ti­ca en todos los ámbi­tos de la vida públi­ca. En el área eco­nó­mi­co-social, se va movien­do len­ta­men­te de la injus­ti­cia y las gran­des dife­ren­cias socio­eco­nó­mi­cas a una con­vi­ven­cia más soli­da­ria y más plural.

En la eco­no­mía del esta­do, Méxi­co tran­si­ta de un mode­lo neo­li­be­ral-capi­ta­lis­ta a un mode­lo pro­pio que no nos mar­gi­ne de los mer­ca­dos mun­dia­les, pero que tam­po­co des­man­te­le las eco­no­mías pre­ca­rias de los menos privilegiados.

En lo reli­gio­so, va pasan­do de los dog­ma­tis­mos y fun­da­men­ta­lis­mos exclu­yen­tes en mate­ria de creen­cias y valo­res a la con­vi­ven­cia armó­ni­ca entre las dife­ren­tes reli­gio­nes e ideo­lo­gías y hacia una éti­ca más universal.

Méxi­co es un país en cri­sis de cre­ci­mien­to: En toda la ampli­tud de su terri­to­rio con­vi­ven la abun­dan­cia con la mise­ria, los recur­sos huma­nos y mate­ria­les con la pobre­za y la mar­gi­na­ción. Dife­ren­cias racia­les y nue­vas opor­tu­ni­da­des de con­vi­ven­cia y cola­bo­ra­ción entre razas y sec­to­res diver­sos de la pobla­ción. Méxi­co se deba­te entre el dolor y la esperanza.

 

1.- NECESIDADES DE MÉXICO

Méxi­co, pues, cre­ce con dolor en una coyun­tu­ra inter­na y exter­na­men­te des­fa­vo­ra­ble y al mis­mo tiem­po nece­si­ta: Estruc­tu­ras socia­les más jus­tas y equi­ta­ti­vas que per­mi­tan el desa­rro­llo armó­ni­co de los dife­ren­tes estra­tos de la socie­dad. Meca­nis­mos de gobierno más demo­crá­ti­cos que ase­gu­ren la libre par­ti­ci­pa­ción de todos y garan­ti­cen que la diver­si­dad sea una for­ma de rique­za más que un moti­vo de luchas inter­nas. Que los par­ti­dos polí­ti­cos tras­cien­dan sus ambi­cio­nes de poder par­ti­da­rio y se unan en el inte­rés por un Méxi­co más uni­do y próspero.

Nece­si­ta una admi­nis­tra­ción más trans­pa­ren­te en lo públi­co y en lo pri­va­do. Una fuer­za de tra­ba­jo más efi­cien­te y una edu­ca­ción más conec­ta­da con la vida, con las nece­si­da­des y con los intere­ses de las mayo­rías y de las mino­rías que con­for­man la sociedad.

Nece­si­ta­mos urgen­te­men­te que se reduz­ca la vio­len­cia, que se esta­blez­can pro­gra­mas prác­ti­cos para ir dis­mi­nu­yen­do el con­su­mo de dro­gas en la niñez y en la juven­tud, así como pro­gra­mas serios de cons­cien­ti­za­ción sobre la pater­ni­dad res­pon­sa­ble para aba­tir sis­te­má­ti­ca y volun­ta­ria­men­te los índi­ces de sobrepoblación.

En una pala­bra, y aquí entran los psi­có­lo­gos, sus gre­mios y sus escue­las, Méxi­co nece­si­ta mejo­res per­so­nas, más salu­da­bles y de mayor cali­dad huma­na. ¿Qué sig­ni­fi­ca mejo­res personas?

Voy a tomar esta des­crip­ción de los pos­tu­la­dos bási­cos de la psi­co­lo­gía huma­nis­ta y de la inves­ti­ga­ción ema­na­da de ésta: Abier­tas al auto­co­no­ci­mien­to, menos defen­si­vas, en bús­que­da de opor­tu­ni­da­des y expe­rien­cias que aumen­ten sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te los ámbi­tos de la pro­pia con­cien­cia. Con más ele­va­dos nive­les de auto­es­ti­ma y de auto­va­lo­ra­ción, no sólo a nive­les indi­vi­dua­les y fami­lia­res, sino gru­pa­les y socia­les. Con mayor inte­rés por la equi­dad y por la jus­ti­cia que tras­cien­da las pers­pec­ti­vas indi­vi­dua­lis­tas y parro­quia­les. Capa­ces de dia­lo­gar y de nego­ciar. Con rela­cio­nes inter­per­so­na­les de cer­ca­nía y de afec­to. Efi­cien­tes en el tra­ba­jo. Con sen­ti­do del humor. Cui­da­do­sos de la eco­lo­gía y el desa­rro­llo armó­ni­co del pla­ne­ta y abier­tos a la tras­cen­den­cia, es decir, a la dimen­sión espi­ri­tual de la exis­ten­cia humana.

Mi hipó­te­sis esta tar­de es que si la labor del psi­có­lo­go en Méxi­co no va encau­sa­da a la satis­fac­ción de las nece­si­da­des de los mexi­ca­nos, si no toma en cuen­ta los recur­sos reales del país, y su tra­ba­jo como cien­tí­fi­co y como pro­fe­sio­nal no esta orien­ta­do a favo­re­cer el sur­gi­mien­to y desa­rro­llo de per­so­nas de cali­dad, nues­tro tra­ba­jo como psi­có­lo­gos indi­vi­dual­men­te con­si­de­ra­dos y como gre­mio pro­fe­sio­nal es inú­til al menos para el Méxi­co de la coyun­tu­ra presente.

2.-DISEÑO CURRICULAR

Por esto, direc­to­res, maes­tros, y estu­dian­tes de nues­tras escue­las de psi­co­lo­gía nece­si­ta­mos dise­ñar y actua­li­zar currícu­los que no estén cen­tra­dos exclu­si­va­men­te en los con­te­ni­dos teó­ri­cos y meto­do­ló­gi­cos de la dis­ci­pli­na cien­tí­fi­ca y pro­fe­sio­nal, sino en el para qué de nues­tros cono­ci­mien­tos, de nues­tras inves­ti­ga­cio­nes y de nues­tras téc­ni­cas. ¿Para qué somos psi­có­lo­gos? ¿Para aten­der qué nece­si­da­des? Res­pon­der a estas pre­gun­tas es recu­pe­rar la dimen­sión éti­ca y huma­nis­ta de nues­tra pro­fe­sión. No res­pon­der a ellas en el con­tex­to mexi­cano es abdi­car del sen­ti­do y del pro­pó­si­to que debe ani­mar el dise­ño curri­cu­lar a nivel licen­cia­tu­ra y a nivel posgrado.

Todas nues­tras expe­rien­cias edu­ca­ti­vas debe­rían estar guia­das por esta inquie­tud o no ten­drían sen­ti­do en el con­tex­to del Méxi­co y del mun­do actuales.

Con esta fina­li­dad en men­te, los currícu­los de los psi­có­lo­gos en cual­quier cam­po de apli­ca­ción de nues­tra dis­ci­pli­na y a cual­quier nivel de licen­cia­tu­ra o de pos­gra­do, debe­rían girar sobre estos cin­co ejes. Esta es esta tar­de mi propuesta:

  1. Cono­ci­mien­to de la teo­ría psi­co­ló­gi­ca: La teo­ría sóli­da se deri­va de la prác­ti­ca crea­ti­va y de la inves­ti­ga­ción pertinente.
  2. Fami­lia­ri­dad con la meto­do­lo­gía cien­tí­fi­ca: No con una meto­do­lo­gía reduc­cio­nis­ta y posi­ti­vis­ta que des­ca­li­fi­ca méto­dos legí­ti­mos de investigación.
  3. Prác­ti­ca pro­fe­sio­nal super­vi­sa­da: Sin la prác­ti­ca pro­fe­sio­nal, nues­tras escue­las de licen­cia­tu­ra no esta­rían for­man­do pro­fe­sio­nis­tas, sino teó­ri­cos que sólo van a saber tra­ba­jar como pro­fe­so­res de psi­co­lo­gía y no como pro­fe­sio­na­les com­pe­ten­tes al ser­vi­cio del públi­co. Recor­de­mos que las prác­ti­cas no super­vi­sa­das corren el ries­go de repe­tir inde­fi­ni­da­men­te los mis­mos errores.
  4. Refle­xión sobre la éti­ca, enten­di­da ésta como la pro­mo­ción de los valo­res huma­nos, de amor a la vida y de res­pe­to, y no úni­ca­men­te como cum­pli­mien­to de pre­cep­tos ema­na­dos de los códi­gos éti­cos de los diver­sos países.
  5. Desa­rro­llo per­so­nal a tra­vés de expe­rien­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas que deri­ven en auto­co­no­ci­mien­to, auto­es­ti­ma y mejor mane­jo de las rela­cio­nes interpersonales.

3.- ÉTICA PROFESIONAL:

Me voy a fijar, esta tar­de en el eje cua­tro que tie­ne que ver con la refle­xión sobre la éti­ca, como la pro­mo­ción de los valo­res humanos.

Ante todo ¿Qué entien­do por éti­ca? En un sen­ti­do gene­ral, la pro­mo­ción del cre­ci­mien­to y desa­rro­llo de la per­so­na huma­na indi­vi­dual­men­te con­si­de­ra­da, así como la pro­mo­ción de la res­pon­sa­bi­li­dad social.

Cual­quier acción que impul­se el desa­rro­llo armó­ni­co de las per­so­nas indi­vi­dual­men­te con­si­de­ra­das, de sus gru­pos y de la socie­dad es por natu­ra­le­za éti­ca. La con­duc­ta éti­ca esta carac­te­ri­za­da por la viven­cia de los valo­res que pro­mue­ven el amor a la vida, la bús­que­da del cono­ci­mien­to y del auto­co­no­ci­mien­to, el aumen­to de la auto­es­ti­ma, las rela­cio­nes inter­per­so­na­les jus­tas, res­pe­tuo­sas y armó­ni­cas, la efi­cien­cia en el tra­ba­jo, el cui­da­do de la natu­ra­le­za y la bús­que­da del sen­ti­do de la vida y de la trascendencia.

En segun­do lugar ¿Qué sig­ni­fi­ca la for­ma­ción del psi­có­lo­go en estos valo­res huma­nos y qué sig­ni­fi­ca la trans­mi­sión de estos valo­res? Los valo­res no se apren­den de la con­fe­ren­cia en el salón de cla­ses a tra­vés de expli­ca­cio­nes y libros de tex­to. Éstos, si aca­so, ayu­dan. Los valo­res se trans­mi­ten y se apren­den por el con­ta­gio de los maes­tros y de los edu­ca­do­res que tie­nen influen­cia en la vida de los psicólogos.

El res­pe­to sólo se apren­de por la expe­rien­cia de haber sido res­pe­ta­do. El amor sólo se apren­de por la expe­rien­cia de haber sido ama­do y la con­fian­za sólo se apren­de por la expe­rien­cia de haber sido obje­to de la con­fian­za de otra per­so­na impor­tan­te y cercana.

Los valo­res se apren­den fun­da­men­tal­men­te en la fami­lia y en la escue­la por la viven­cia y el ejem­plo de los edu­ca­do­res que tie­nen ver­da­de­ra ascen­den­cia y auto­ri­dad moral.

El res­pe­to, la soli­da­ri­dad y la hon­ra­dez sólo se apren­den de edu­ca­do­res y maes­tros res­pe­tuo­sos, soli­da­rios y honrados.

Así mis­mo los valo­res de la pro­fe­sión se apren­den de otros psi­có­lo­gos con­si­de­ra­dos valio­sos y cer­ca­nos que tuvie­ron influen­cia sobre noso­tros por la viven­cia de la hon­ra­dez en la inves­ti­ga­ción, el res­pe­to cui­da­do­so de las per­so­nas, el inte­rés genuino por el desa­rro­llo y cre­ci­mien­to de todos, las rela­cio­nes inter­per­so­na­les carac­te­ri­za­das por el res­pe­to, el afec­to, la sin­ce­ri­dad y la sabi­du­ría para com­bi­nar la trans­pa­ren­cia con la confidencialidad.

Para favo­re­cer la dimen­sión éti­ca de nues­tra pro­fe­sión, ayu­dan tam­bién las expe­rien­cias de refle­xión sobre dile­mas éti­cos impor­tan­tes, la pre­sen­ta­ción de casos y su dis­cu­sión, así como la cla­ri­fi­ca­ción de los valo­res pro­pios que se va adqui­rien­do a medi­da que se refle­xio­na sobre la expe­rien­cia personal.

4.- AREA EDUCATIVA

¿Cuá­les son las nece­si­da­des de Méxi­co en el área edu­ca­ti­va que plan­tean un reto al psi­có­lo­go pro­fe­sio­nal? Todas las escue­las del país, publi­cas y pri­va­das requie­ren la ase­so­ría de los psi­có­lo­gos edu­ca­ti­vos en el dise­ño y eva­lua­ción de pro­gra­mas de estu­dio menos teó­ri­cos, más cen­tra­dos en la vida, más conec­ta­dos con las nece­si­da­des, con los intere­ses y con los recur­sos de los estu­dian­tes que acu­den a nues­tras aulas. Cada vez son más cons­cien­tes las escue­las en todos los nive­les de la impor­tan­cia que tie­ne, más allá de la trans­mi­sión de la infor­ma­ción, el pro­ce­so de desa­rro­llo per­so­nal que tie­ne que ver con la prác­ti­ca y la viven­cia de los valo­res de la salud y el crecimiento.

Con cre­cien­te urgen­cia se nece­si­tan pro­gra­mas de reha­bi­li­ta­ción y capa­ci­ta­ción ase­so­ra­dos por psi­có­lo­gos pro­fe­sio­na­les, pero más que nada, se nece­si­tan orien­ta­do­res y ase­so­res, no psi­co­te­ra­peu­tas, que pue­dan acom­pa­ñar a los estu­dian­tes en una acer­ta­da elec­ción de carre­ra, en la bús­que­da del apro­ve­cha­mien­to de los pro­pios recur­sos y en el fomen­to de la salud emo­cio­nal y men­tal  con miras a pre­ve­nir la disfuncionalidad.

Cómo nece­si­ta Méxi­co psi­có­lo­gos edu­ca­ti­vos que cola­bo­ren en dar un rum­bo nue­vo a la edu­ca­ción mucho más cen­tra­da en el desa­rro­llo de habi­li­da­des, acti­tu­des y des­tre­zas que en la acu­mu­la­ción memo­rís­ti­ca de la infor­ma­ción que debe pasar a ser más una tarea de las compu­tado­ras y menos de la men­te humana.

Pero, y sobre todo, psi­có­lo­gos que pue­dan devol­ver a los estu­dian­tes al poder para deci­dir sobre su pro­pio aprendizaje.

La edu­ca­ción tra­di­cio­nal ha esta­do sis­te­má­ti­ca­men­te cen­tra­da en la ense­ñan­za que pro­por­cio­nan los pro­fe­so­res, en la ela­bo­ra­ción de los pro­gra­mas, en la eva­lua­ción del apren­di­za­je, en las téc­ni­cas edu­ca­ti­vas e inclu­si­ve en los espa­cios físi­cos. ¿Y don­de que­da el apren­di­za­je de los estu­dian­tes? El que los estu­dian­tes apren­dan y que apren­dan lo más posi­ble todos, no sólo la infor­ma­ción, sino acti­tu­des, habi­li­da­des y valo­res, debe­ría ser el obje­ti­vo con­cien­te y la máxi­ma preo­cu­pa­ción de todo tipo de tra­ba­jo educativo.

La inves­ti­ga­ción con­tem­po­rá­nea es con­tun­den­te en el des­cu­bri­mien­to de que úni­ca­men­te el apren­di­za­je que está conec­ta­do con los intere­ses, las nece­si­da­des y los pro­pó­si­tos del estu­dian­te se con­vier­te en sig­ni­fi­ca­ti­vo, es decir, que per­ma­ne­ce en el reper­to­rio de los estu­dian­tes por perío­dos lar­gos de tiem­po o por toda la vida.

A pesar de todos estos des­cu­bri­mien­tos de los psi­có­lo­gos sobre la moti­va­ción del apren­di­za­je toda­vía se con­si­de­ra, que el cas­ti­go, la humi­lla­ción y la repro­ba­ción son moti­va­do­res del apren­di­za­je. Des­de los años trein­ta con el des­cu­bri­mien­to del con­di­cio­na­mien­to ope­ran­te que­dó demos­tra­do que en ani­ma­les y huma­nos el refor­za­dor posi­ti­vo es más efi­cien­te para fijar o modi­fi­car una con­duc­ta que la con­di­ción aver­si­va. A pesar de estos hallaz­gos, en todas las escue­las del mun­do la prác­ti­ca edu­ca­ti­va sigue vin­cu­lan­do la con­di­ción aver­si­va al éxi­to en el aprendizaje.

Es res­pon­sa­bi­li­dad de los psi­có­lo­gos devol­ver a los sis­te­mas edu­ca­ti­vos el valor de los refor­za­do­res posi­ti­vos como son el apre­cio, el alien­to, la con­fian­za y cual­quier otro fac­tor que ele­ve la auto­es­ti­ma como refor­za­do­res bási­cos del aprendizaje.

5.- AREA CLÍNICA:

Nece­si­ta Méxi­co un nue­vo mode­lo de pro­mo­ción de la salud. El mode­lo médi­co está gas­ta­do y per­dien­do vigen­cia aun para los mis­mos médi­cos. La mayor par­te de éstos con­si­de­ra que la caren­cia de enfer­me­dad no es lo mis­mo que la salud, sin embar­go la prác­ti­ca médi­ca en gene­ral sigue con­sis­tien­do en curar enfer­me­da­des. Todos están de acuer­do que es más impor­tan­te la pre­ven­ción y la pro­fi­la­xis que la cura­ción, son muy pocos los que se dedi­can a pre­ve­nir la enfer­me­dad y a la pro­mo­ción direc­ta de la salud.

Des­afor­tu­na­da­men­te, el mode­lo médi­co ha inva­di­do no sólo el ámbi­to de la psi­co­lo­gía clí­ni­ca, sino el de la psi­co­lo­gía en gene­ral. Pala­bras como diag­nós­ti­co, tra­ta­mien­to, sín­to­mas y otras toda­vía más rela­cio­na­das con el mode­lo médi­co como tera­pia son uti­li­za­das nor­mal­men­te no sólo en los ambien­tes rela­cio­na­dos con la clí­ni­ca sino por todos los psi­có­lo­gos en general.

Los usua­rios de nues­tros ser­vi­cios requie­ren un mode­lo menos médi­co, más psi­co­ló­gi­co para la pro­mo­ción de la salud, más rela­cio­na­do con el desa­rro­llo de recur­sos en las per­so­nas y en los gru­pos, con la crea­ción de con­di­cio­nes y cli­mas ambien­ta­les que favo­rez­can  el cre­ci­mien­to y desa­rro­llo que con la cura­ción de la enfer­me­dad. Hablar de enfer­me­da­des psi­co­ló­gi­cas es sólo una metá­fo­ra. La mayor par­te de las per­so­nas no sufri­mos por enfer­me­da­des psi­co­ló­gi­cas sino por difi­cul­ta­des e inca­pa­ci­dad en el mane­jo de la pro­ble­má­ti­ca de la vida.

Nece­si­ta­mos no de diag­nós­ti­cos basa­dos en hipó­te­sis médi­cas sino de eva­lua­cio­nes más cui­da­do­sas y pre­ci­sas y de estra­te­gias más cla­ras para la pro­mo­ción de con­duc­tas y apren­di­za­jes que no supon­gan que las per­so­nas están enfer­mas, sino en pro­ce­so de evo­lu­ción y de cre­ci­mien­to. Nece­si­ta­mos un nue­vo con­cep­to de psi­co­te­ra­pia, mucho más psi­co­ló­gi­co que médi­co que pon­ga más énfa­sis en los apren­di­za­jes sig­ni­fi­ca­ti­vos de la per­so­na que en las inter­pre­ta­cio­nes inte­lec­tua­les del com­por­ta­mien­to, ema­na­das éstas de teo­rías médi­cas que no están basa­das en la inves­ti­ga­ción psi­co­ló­gi­ca de cali­dad con que con­ta­mos en el presente.

Lo más impor­tan­te, nues­tros psi­có­lo­gos están sien­do bien entre­na­dos para ser cien­tí­fi­cos, no tan­to para ser pro­fe­sio­na­les y rara vez tie­nen opor­tu­ni­dad de par­ti­ci­par en expe­rien­cias y talle­res para cre­cer como personas.

Afor­tu­na­da o des­afor­tu­na­da­men­te la clien­te­la de los psi­có­lo­gos clí­ni­cos se fija en las carac­te­rís­ti­cas de la per­so­na que es el psi­có­lo­go, más que en sus cua­li­da­des pro­fe­sio­na­les, aun­que estas últi­mas, cla­ro está, le intere­san tam­bién. Podría decir­se, pues, que los psi­có­lo­gos clí­ni­cos impac­ta­mos más a nues­tra clien­te­la por el tipo de per­so­na que somos, que como cien­tí­fi­cos o profesionales.

Con­se­cuen­te­men­te nues­tros pro­pios méto­dos pro­fe­sio­na­les debe­rían tener menos de aná­li­sis con­cep­tual y estar más cen­tra­dos en la viven­cia de una rela­ción inter­per­so­nal saludable.

A tra­vés de rela­cio­nes inter­per­so­na­les salu­da­bles, for­ma­les e infor­ma­les, nues­tros psi­có­lo­gos debe­rían apren­der y desa­rro­llar habi­li­da­des para la comu­ni­ca­ción tera­péu­ti­ca, ade­más de la pre­pa­ra­ción pro­fe­sio­nal para actuar como psicoterapeutas.

Es decir, a tra­vés de genui­nas rela­cio­nes inter­per­so­na­les con los maes­tros o en talle­res de encuen­tro y cre­ci­mien­to, apren­der la escu­cha empá­ti­ca como base de cual­quier rela­ción inter­per­so­nal o pro­fe­sio­nal y el valor de la acti­tud posi­ti­va incon­di­cio­nal fren­te al clien­te, de tal suer­te que éste entien­da que su con­duc­ta y com­por­ta­mien­to pue­den ser cues­tio­na­dos, pero que nun­ca per­de­rá la esti­ma y el apre­cio que mere­ce como persona.

6.- AREA LABORAL:

No úni­ca­men­te las empre­sas de Méxi­co, sino los tra­ba­ja­do­res en gene­ral de todas las posi­bles espe­ci­fi­ca­cio­nes, nece­si­tan un nue­vo con­cep­to de pro­duc­ti­vi­dad que inclu­ya la gene­ra­ción de mejo­res per­so­nas hacia den­tro y hacia fue­ra de la empre­sa tan impor­tan­te como la gene­ra­ción de ganan­cias mate­ria­les y pro­duc­tos úti­les para la sociedad.

En efec­to, urgen en las empre­sas y en los medios labo­ra­les pro­gra­mas de capa­ci­ta­ción no úni­ca­men­te para desem­pe­ñar­se téc­ni­ca­men­te con per­ti­nen­cia y cali­dad, sino para cre­cer cons­tan­te­men­te como per­so­nas a tra­vés de las rela­cio­nes inter­per­so­na­les entre los indi­vi­duos y entre los gru­pos. Los pro­gra­mas de capa­ci­ta­ción téc­ni­ca debe­rían ser com­ple­men­ta­dos con cur­sos y talle­res de cre­ci­mien­to per­so­nal que sir­vie­ran para que todas las expe­rien­cias de tipo labo­ral favo­re­cie­ran no úni­ca­men­te un desem­pe­ño téc­ni­co de cali­dad, sino que fue­ran al mis­mo tiem­po un ali­cien­te para el desa­rro­llo de la persona.

Tan­to las empre­sas de gobierno como las de la ini­cia­ti­va pri­va­da nece­si­tan un nue­vo tipo de lide­raz­go que invo­lu­cre la par­ti­ci­pa­ción de todos en las res­pon­sa­bi­li­da­des del esta­do y de las empre­sas fren­te a la socie­dad. Un nue­vo lide­raz­go que per­mi­ta que cada per­so­na ejer­za su poder e influen­cia en aque­llos ámbi­tos en que tie­ne mayor com­pe­ten­cia y se sien­ta indis­pen­sa­ble para la cor­po­ra­ción en el desem­pe­ño de su labor específica.

7.- AREA SOCIAL

En el tra­ba­jo con gru­pos y comu­ni­da­des de toda índo­le, urge un  nue­vo con­cep­to de desa­rro­llo social que inte­gre el desa­rro­llo humano per­so­nal, a nive­les indi­vi­dual y colec­ti­vo, con el desa­rro­llo de habi­li­da­des indis­pen­sa­bles para ejer­cer un ofi­cio, pro­fe­sión o cual­quier otro tra­ba­jo del que depen­da la subsistencia.

La mayor par­te de los pro­ble­mas en gru­pos y comu­ni­da­des no nece­si­tan inter­ven­cio­nes de tipo psi­co­te­ra­péu­ti­co, nece­si­tan pro­gra­mas y ase­so­rías de pro­mo­to­res del desa­rro­llo humano que acom­pa­ñen a dichos gru­pos en el plan­tea­mien­to y solu­ción de la pro­ble­má­ti­ca comu­ni­ta­ria, sea ésta de índo­le edu­ca­ti­vo, eco­nó­mi­co o social.

Afor­tu­na­da­men­te cre­ce en todas las comu­ni­da­des del mudo la cons­cien­cia de la impor­tan­cia de la eco­lo­gía para man­te­ner en equi­li­brio los diver­sos sis­te­mas del pla­ne­ta con el obje­ti­vo no sólo de evi­tar una catás­tro­fe ambien­tal, sino de pro­mo­ver un desa­rro­llo inte­gral de los vivien­tes que pre­ser­ve y mul­ti­pli­que los recur­sos natu­ra­les para bene­fi­cio de todos.

CONCLUSIÓN:

Méxi­co esta espe­ran­do del gre­mio pro­fe­sio­nal de los psi­có­lo­gos inves­ti­ga­cio­nes des­crip­ti­vas y pre­dic­ti­vas sobre la reali­dad pre­sen­te y sobre lo que los psi­có­lo­gos pudié­ra­mos hacer obje­ti­va y rea­lis­ta­men­te para pro­mo­ver el cre­ci­mien­to y desa­rro­llo de las per­so­nas y de los gru­pos. Nece­si­ta pro­gra­mas curri­cu­la­res en las escue­las de psi­co­lo­gía que pon­gan de mani­fies­to con cre­cien­te cla­ri­dad la rela­ción entre la dis­ci­pli­na psi­co­ló­gi­ca y las nece­si­da­des nacio­na­les y regio­na­les de Méxi­co. Nece­si­ta que exis­tan en las licen­cia­tu­ras prác­ti­cas pro­fe­sio­na­les super­vi­sa­das enca­mi­na­das a pro­mo­ver e impul­sar la salud psi­co­ló­gi­ca, indi­vi­dual y social en todos los sec­to­res de la pobla­ción. Así como la orga­ni­za­ción de talle­res para pro­mo­ver el desa­rro­llo de los psi­có­lo­gos como personas.

Si la docen­cia y la inves­ti­ga­ción en nues­tras escue­las de psi­co­lo­gía no gene­ran una prác­ti­ca pro­fe­sio­nal enca­mi­na­da a dise­ñar estra­te­gias que inci­dan en una admi­nis­tra­ción más lim­pia y trans­pa­ren­te a nivel nacio­nal, en estruc­tu­ras socia­les más jus­tas, en reduc­ción de la vio­len­cia y del uso de las dro­gas, en reduc­ción de la sobre­po­bla­ción, muy pron­to van a ser irrelevantes.

Si los psi­có­lo­gos des­de nues­tras escue­las y des­de nues­tros gre­mios no con­si­de­ra­mos como res­pon­sa­bi­li­dad bási­ca fren­te a la nación la gene­ra­ción de per­so­nas más salu­da­bles, más libres y más res­pon­sa­bles, per­de­re­mos rele­van­cia, nues­tras escue­las care­ce­rán de sen­ti­do y nues­tro tra­ba­jo esta­rá sien­do desperdiciado.

En uste­des, estu­dian­tes de hoy, psi­có­lo­gos del futu­ro, en manos de uste­des está dar a la pro­fe­sión mayor sen­ti­do y rele­van­cia al ser­vi­cio de Méxi­co, toda­vía no es dema­sia­do tarde.

¡Muchas gra­cias!