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Los que sus­cri­ben el pre­sen­te Pro­nun­cia­mien­to, Past Deca­nos nacio­na­les, regio­na­les  y past direc­ti­vos de la Orden Pro­fe­sio­nal se diri­gen a la comu­ni­dad de psi­có­lo­gos y a la ciu­da­da­nía en gene­ral para expre­sar lo siguiente:

  1. El año que ter­mi­na nos deja innu­me­ra­bles expe­rien­cias socia­les que mere­cen una seria refle­xión pro­fe­sio­nal y ciu­da­da­na des­po­ja­da de todo pre­jui­cio polí­ti­co, reli­gio­so, cul­tu­ral e ideo­ló­gi­co si de veras tene­mos dis­po­si­ción de ase­gu­rar­les a nues­tros hijos una ver­da­de­ra comu­ni­dad de valo­res y justicia.
  2. La Madre Tie­rra, el hogar de todos, con­ti­núa sien­do saquea­da en for­ma sal­va­je y com­pul­si­va por empre­sas y suje­tos codi­cio­sos que medran del patri­mo­nio común de la huma­ni­dad por puro afán mer­can­ti­lis­ta ante la indi­fe­ren­cia y/o com­pli­ci­dad de gober­nan­tes. Inclu­so las comu­ni­da­des que habi­tan his­tó­ri­ca­men­te en áreas sus­cep­ti­bles de explo­ta­ción mine­ra o petro­le­ra son expul­sa­das a viva fuer­za por las lla­ma­das fuer­zas del orden.
  3. El femi­ni­ci­dio y otras moda­li­da­des cobar­des de vio­len­cia con­tra la mujer; el gene­ra­li­za­do e impu­ne ejer­ci­cio de la pedofi­lia abu­san­do de rela­cio­nes de poder ins­ti­tu­cio­nal o per­so­nal y la vio­len­cia fami­liar; jun­to con el bull­ying y otras tipo­lo­gías de vio­len­cia en la escue­la, que inclu­ye la vio­len­cia ins­ti­tu­cio­nal y pone en situa­ción de ries­go a casi 8 millo­nes de niños y ado­les­cen­tes que se hallan en fran­ca inde­fen­sión por la ausen­cia de polí­ti­cas de con­vi­ven­cia que el Esta­do debe ins­ti­tu­cio­na­li­zar, con­fi­gu­ran dos enor­mes esce­na­rios (fami­lia y escue­la) en don­de la inope­ran­cia de las auto­ri­da­des son clamorosas.
  4. La puru­len­cia social se com­ple­ta con los escán­da­los de corrup­ción de auto­ri­da­des judi­cia­les, edi­les, empre­sa­ria­les y de polí­ti­cos de alto ran­go, que luchan deno­da­da­men­te por con­ser­var su impu­ni­dad y el domi­nio mono­pó­li­co de la corrup­ción, para lo que están dis­pues­tos a aca­bar con todo ras­tro de demo­cra­cia que aún cono­ce­mos. Ante estas pode­ro­sas y oscu­ras fuer­zas lidian dig­nos y heroi­cos fis­ca­les y jue­ces en la más com­ple­ta orfan­dad ofi­cial, pese a lo cual han logra­do movi­li­zar impor­tan­tes sec­to­res ciu­da­da­nos que en las calles han repu­dia­do a los cri­mi­na­les y  res­pal­da­do su ges­tión, hacién­do­nos sen­tir que aún exis­ten espe­ran­zas de res­ca­tar nues­tro país.
  5. ¿Ante este terre­mo­to social, que rol hemos teni­do los psi­có­lo­gos? , o debié­ra­mos pre­gun­tar­nos, ¿Qué rol debe­mos asu­mir en estas cir­cuns­tan­cias? Si los psi­có­lo­gos somos los pro­fe­sio­na­les de la cali­dad de vida (no de la pato­lo­gía como lo pre­su­men las facul­ta­des de Psi­co­lo­gía), ten­dre­mos que admi­tir que no hemos esta­do a la altu­ra de las exi­gen­cias socia­les, huma­nas y pro­fe­sio­na­les; que hemos esta­do más aten­tos en expli­car cuan­to de pato­lo­gía exis­te en los acto­res de la corrup­ción y con ello jus­ti­fi­car la cri­sis moral de nues­tro orden socio polí­ti­co y jurí­di­co. Pero esta­mos a tiem­po, debe­mos tener la auda­cia de aban­do­nar el para­pe­to de los con­sul­to­rios con man­dil pre­mu­ni­dos de test de poca uti­li­dad y enca­rar la vida y las per­so­nas en su esce­na­rio natu­ral don­de cono­ce­re­mos mejor los pro­ble­mas que son nece­sa­rios abor­dar. Leer la reali­dad es cono­cer los pro­ble­mas psicosociales.
  6. La Orden Pro­fe­sio­nal de los Psi­có­lo­gos tie­ne ini­cia­ti­va par­la­men­ta­ria, es decir que tie­ne la facul­tad de pro­mo­ver pro­yec­tos de ley ante el Con­gre­so de Repú­bli­ca. Del mis­mo modo entre sus atri­bu­cio­nes lega­les está la de cola­bo­rar con los Sec­to­res de Edu­ca­ción, Salud, Tra­ba­jo y demás ins­ti­tu­cio­nes públi­cas y pri­va­das que lo requie­ran, brin­dan­do recur­sos huma­nos en las situa­cio­nes excep­cio­na­les que se pro­duz­can en el país. Nada de esto ha for­ma­do par­te de la agen­da del Cole­gio de Psi­có­lo­gos en los últi­mos años, lo que es fran­ca­men­te decep­cio­nan­te, por­que de este modo  el rol de los psi­có­lo­gos se ha inu­ti­li­za­do y sólo cobra  algu­na men­ción cuan­do de expli­car hechos luc­tuo­sos que han aten­ta­do con­tra los niños y la mujer se tra­ta, sin pro­po­ner la urgen­cia de asu­mir medi­das de pre­ven­ción y edu­ca­ción en la escue­la y la familia.
  7. Des­de estas líneas exhor­ta­mos a nues­tra Orden Pro­fe­sio­nal y a la comu­ni­dad de psi­có­lo­gos a asu­mir con res­pon­sa­bi­li­dad y mís­ti­ca nues­tra capa­ci­dad pro­fe­sio­nal de ser­vir a la comu­ni­dad.

    Héc­tor Lamas Rojas · Julio César Caroz­zo C. · Luis Zapa­ta Pon­ce · Luis Beni­tes Mora­les · Jesús Rome­ro Cro­ce · Luis Palo­mino Berrios · César Ruiz Alva · Mar­co Anto­nio Magán · Luis Raf­fo Bena­vi­des · Ricar­do Man­da­mien­to Ayqui­pa · Víc­tor Hor­na Cal­de­rón · Luis Pimen­tel San­tia­go · Pedro Jara­mi­llo Arica